¿Vale esta Misa para el domingo?
A mí esta pregunta me parece algo
sospechosa, es como si uno de los hijos a los que el padre en el evangelio
envía a la viña a trabajar preguntara el domingo por la tarde, ¿Mañana lunes
también trabajamos? Mal empezamos. Aunque puede ser peor, no pregunta y el
lunes no aparece.
La Eucaristía
es un encuentro más bien festivo al que nos invita Jesús, porque él es el
que paga, el que pone la sangre, porque es su evento, es nuestro amigo y quiere
estar con nosotros, lo necesita por el amor que nos guarda. Si un día tu amigo,
o tu padre… ha organizado una comida de familia, de amigos, uno que está
invitado coincide que también almuerza contigo ¿Qué crees: te gustaría que te
dijera que ya se queda contigo hasta la comida o que como ha almorzado, pues ya
no hace falta ir a la comida? Un amigo está claro lo que hace, le parece corto
el tiempo que está con el amigo.
Quizá Jesús no merece que estemos en Misa
por obligación, sin embargo estará muy contento de que estemos en Misa
sacrificados, quizá sufriendo, dejando otras cosas buenas, sin ánimo, sin
ganas, pero por amor. Cómo si yo me
encuentro mal pero estoy en la comida de mi amigo, pues pienso que él no se
merece mi ausencia, se merece una fiesta
en la que no falte ningún amigo.
La Misa del domingo es la de toda la
comunidad, es la que celebra la resurrección de Cristo, y es distinta de las
demás, distinta de una boda, de no ser que la boda se celebre dentro de la Misa
de la comunidad, que me parecería muy bien, pero no se suele hacer aquí.
La Misa
del domingo es la misma en todo el mundo, oír unas lecturas, unas oraciones
une a todos los cristianos. Además para ella reservamos unos elementos festivos
como es el himno del Gloria, la profesión solemne del Credo, la Liturgia de la
Palabra es mayor. Es la reunión donde damos los avisos a la comunidad para
nuestro funcionamiento, el que no está no se entera de por dónde va esta
familia de los cristianos en Turís.
¿No os da ganas de llorar que Cristo nos
ame tanto que nos regale una mesa de fiesta para alimentarnos, que pague con su
sangre y que no sea respondido, que vayamos a una respuesta mínima? A mí sí. Si
nosotros pensamos que por haber comulgado en un entierro, o en una boda el
sábado a una hora u otra, o el domingo, ya no estamos obligados a ir a Misa
otra vez ¿Qué concepción de obligación tenemos del encuentro con tu Salvador? Cómo
ya tengo lo que quería: comulgar, ¿para qué tengo que aguantar al cura otra
vez? ¿Cómo vamos a trasmitir el amor de
Dios sin vivirlo en nuestro día a día? Si nuestro hijo o nieto nos oye este
razonamiento de que no voy a la Misa del Domingo porque ya he ido a otra y me
vale, ¿Pensará que es algo importante, interesante la Misa o que más bien es
una obligación? Para el que ama a sus hijos no necesita la obligación de
cuidarlos, y los cuida sin medida.
Yo os pido perdón por no celebrar mejor
la Misa, por no predicar mejor, por no cantar, por todo lo que por mi culpa
deja de parecer la Misa lo que de verdad es. Pero a pesar del sacerdote Jesús está ahí, se encuentra contigo,
canta contigo, se entrega a ti para tu alegría desde hoy y para siempre, él es
quien te convoca y te invita.
Le pido a la Virgen María que interceda
para que el Espíritu Santo suscite en nosotros un verdadero amor por Cristo que
se manifieste en amor por lo que Él nos ha dejado, haced esto en memoria mía, y
para hacerlo como nuestra madre la Iglesia nos pide celebrando el domingo
unidos a toda la comunidad para celebrar la Resurrección de Cristo cada domingo
y cada día que Cristo nos convoque para una fiesta de guardar, ¡qué bonita
palabra guardar!
Arturo
Javier García
Vuestro
Párroco
Homilía del Papa en la solemnidad de san Pare y san Pablo
La lectura tomada de los Hechos
de los Apóstoles nos habla de la primera comunidad cristiana acosada por la
persecución. Una comunidad duramente perseguida por Herodes que «hizo pasar a
cuchillo a Santiago, hermano de Juan» y «decidió detener a Pedro... Mandó
prenderlo y meterlo en la cárcel» (12,2-4).
Sin embargo, no quisiera
detenerme en las atroces, inhumanas e inexplicables persecuciones, que
desgraciadamente perduran todavía hoy en muchas partes del mundo, a menudo bajo
la mirada y el silencio de todos. En cambio, hoy quisiera venerar la valentía
de los Apóstoles y de la primera comunidad cristiana, la valentía para llevar
adelante la obra de la evangelización, sin miedo a la muerte y al martirio, en
el contexto social del imperio pagano; venerar su vida cristiana que para
nosotros creyentes de hoy constituye una fuerte llamada a la oración, a la fe y
al testimonio.
Una llamada a la oración, la
comunidad era una Iglesia en oración: «Mientras Pedro estaba en la cárcel bien
custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él» (Hch 12,5). Y si
pensamos en Roma, las catacumbas no eran lugares donde huir de las
persecuciones sino, sobre todo, lugares de oración, donde santificar el domingo
y elevar, desde el seno de la tierra, una adoración a Dios que no olvida nunca
a sus hijos.
La comunidad de Pedro y de Pablo
nos enseña que una Iglesia en oración es una iglesia en pie, sólida, en camino.
Un cristiano que reza es un cristiano protegido, custodiado y sostenido, pero
sobre todo no está solo.
Y sigue la primera lectura:
«Estaba Pedro durmiendo... Los centinelas hacían guardia a la puerta de la
cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocó
a Pedro en el hombro... Las cadenas se le cayeron de las manos» (Hch 12,6-7).
¿Pensamos en cuántas veces ha
escuchado el Señor nuestra oración enviándonos un Ángel? Ese Ángel que
inesperadamente nos sale al encuentro para sacarnos de situaciones complicadas,
para arrancarnos del poder de la muerte y del maligno, para indicarnos el
camino cuando nos extraviamos, para volver a encender en nosotros la llama de
la esperanza, para hacernos una caricia, para consolar nuestro corazón
destrozado, para despertarnos del sueño existencial, o simplemente para
decirnos: «No estás solo».
¡Cuántos ángeles pone el Señor en
nuestro camino! Pero nosotros, por miedo, incredulidad o incluso por euforia,
los dejamos fuera, como le sucedió a Pedro cuando llamó a la puerta de una casa
y una sirvienta llamada Rosa, al reconocer su voz, se alegró tanto, que no le
abrió la puerta.
Ninguna comunidad cristiana puede
ir adelante sin el apoyo de la oración perseverante, la oración que es el
encuentro con Dios, con Dios que nunca falla, con Dios fiel a su palabra, con
Dios que no abandona a sus hijos. Jesús se preguntaba: «Dios, ¿no hará justicia
a sus elegidos que le gritan día y noche?» (Lc 18,7). En la oración, el
creyente expresa su fe, su confianza, y Dios expresa su cercanía, también
mediante el don de los Ángeles, sus mensajeros.
La segunda lectura es una llamada
a la fe. San Pablo escribe a Timoteo: «Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas
para anunciar íntegro el mensaje... Él me libró de la boca del león. El Señor
seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo»
(2 Tm 4,17-18). Dios no saca a sus hijos del mundo o del mal, sino que les da
fuerza para vencerlos. Solamente quien cree puede decir de verdad: «El Señor es
mi pastor, nada me falta» (Sal 23,1).
Cuántas fuerzas, a lo largo de la
historia, ha intentado –y siguen intentando– acabar con la Iglesia, desde fuera
y desde dentro, pero todas ellas pasan y la Iglesia sigue viva y fecunda,
inexplicablemente a salvo para que, como dice san Pablo, pueda aclamar: «A Él
la gloria por los siglos de los siglos» (2 Tm 4,18).
Todo pasa, solo Dios permanece.
Han pasado reinos, pueblos, culturas, naciones, ideologías, potencias, pero la
Iglesia, fundada sobre Cristo, a través de tantas tempestades y a pesar de nuestros
muchos pecados, permanece fiel al depósito de la fe en el servicio, porque la
Iglesia no es de los Papas, de los obispos, de los sacerdotes y tampoco de los
fieles, es única y exclusivamente de Cristo. Solo quien vive en Cristo promueve
y defiende a la Iglesia con la santidad de vida, a ejemplo de Pedro y Pablo.
Los creyentes en el nombre de
Cristo han resucitado a muertos, han curado enfermos, han amado a sus
perseguidores, han demostrado que no existe fuerza capaz de derrotar a quien
tiene la fuerza de la fe.
Y finalmente, una llamada al
testimonio. Pedro y Pablo, como todos los Apóstoles de Cristo que en su vida
terrena han hecho fecunda a la Iglesia con su sangre, han bebido el cáliz del
Señor, y se han hecho amigos de Dios.
Pablo, con un tono conmovedor,
escribe a Timoteo: «Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi
partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta,
he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor,
juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que
tienen amor a su manifestación».
Una Iglesia o un cristiano sin
testimonio es estéril, un muerto que cree estar vivo, un árbol seco que no da
fruto, un pozo seco que no tiene agua. La Iglesia ha vencido al mal gracias al
testimonio valiente, concreto y humilde de sus hijos. Ha vencido al mal gracias
a la proclamación convencida de Pedro: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios
vivo», y a la promesa eterna de Jesús (cf. Mt 16,13-18).
Queridos Arzobispos, que hoy
reciben el palio, éste es un signo que representa la oveja que el pastor lleva
sobre sus hombros como Cristo, Buen Pastor, y por tanto es un símbolo de
vuestra tarea pastoral, es un «signo litúrgico de la comunión que une a la Sede
de Pedro y su Sucesor con los metropolitanos y a través de ellos, con los demás
obispos del mundo».
Hoy, junto con el palio, quisiera
confiaros esta llamada a la oración, a la fe y al testimonio. La Iglesia os
quiere hombres de oración, maestros de oración, que enseñéis al pueblo que os
ha sido confiado por el Señor que la liberación de toda cautividad es solamente
obra de Dios y fruto de la oración, que Dios, en el momento oportuno, envía a
su ángel para salvarnos de las muchas esclavitudes y de las innumerables
cadenas mundanas. También vosotros sed ángeles y mensajeros de caridad para los
más necesitados.
La Iglesia os quiere hombres de
fe, maestros de fe, que enseñéis a los fieles a no tener miedo de los muchos
Herodes que los afligen con persecuciones, con cruces de todo tipo. Ningún
Herodes es capaz de apagar la luz de la esperanza, de la fe y de la caridad de
quien cree en Cristo.
La Iglesia os quiere hombres de
testimonio. Decía san Francisco a sus hermanos: Predicad siempre el Evangelio
y, si fuera necesario, también con las palabras (cf. Fuentes franciscanas, 43).
No hay testimonio sin una vida coherente. Hoy no se necesita tanto maestros,
sino testigos valientes, convencidos y convincentes, testigos que no se
avergüencen del Nombre de Cristo y de su Cruz ni ante leones rugientes ni ante
las potencias de este mundo, a ejemplo de Pedro y Pablo y de tantos otros
testigos a lo largo de toda la historia de la Iglesia, testigos que, aun
perteneciendo a diversas confesiones cristianas, han contribuido a manifestar y
a hacer crecer el único Cuerpo de Cristo. Me complace subrayarlo en la
presencia –que siempre acogemos con mucho agrado– de la Delegación del
Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, enviada por el querido hermano
Bartolomé I.
Es muy sencillo: porque el
testimonio más eficaz y más auténtico consiste en no contradecir con el
comportamiento y con la vida lo que se predica con la palabra y lo que se
enseña a los otros. Enseñad a rezar rezando, anunciad la fe creyendo, dad
testimonio con la vida.
AGENDA PARROQUIAL – AVISOS
Liturgia de las Horas
Semana
XIV del Tiempo Ordinario - II Semana del Salterio-
Amonestación
José Contreras Giménez, soltero, mayor de edad, natural y vecino
de Turís y feligrés de la parroquia Natividad de Nuestra Señora hijo de Pepe y Maruja,
desea contraer matrimonio con:
Arantxa Gil Camañes, soltera, mayor de edad, natural y vecina de
Torrent Turís y feligrés de la parroquia Natividad de Nuestra Señora, hija de
José y Mari Carmen.
Si alguien conoce algún impedimento para que realice este matrimonio,
tiene deber moral de comunicarlo.
Colecta Óbolo
de san Pedro
En la colecta del domingo, día del Papa, en la colecta para el
Óbolo de san Pedro se recogió:
Año
|
2015
|
2014
|
2013
|
2012
|
2011
|
2010
|
2009
|
Resultados Óbolo de san Pedro
|
|
762 €
|
601 €
|
713’20
|
848 €
|
687,20 €
|
573,70€
|
Gracias por vuestra generosidad, que Dios os lo pague.
Colecta para
la Fundación Maides
Recogimos con motivo de la visita de la Virgen de los Desamparados
para la fundación de su cofradía a favor de los enfermos mentales 542 euros.
Muchas gracias y que Dios os lo pague.
Caritas
Lunes, 6: Ropero, de 17,30 a 18, 30 h.
Martes, 7: Acogida de 16,30 a 17,30 h
Miércoles, 8: Reparto de Alimentos de 18 a 19 h.
Turnos: 2: de
limpieza parroquial
Calles: Plaza Canónigo
Lores, Subida Doctor Fleming.
Responsables: Lolita
Guaita y Lolita Soucase.
INTENCIONES DE MISA
Del
6 al 12 de Lulio de 2015
-Lunes, 6:
Sta. María Goretti –Virgen y Mártir-
19,30 h. Santo Rosario
20,00
h. Santa Misa. Suf. Isabel y Arturo –Padres de
Maravillas-
-Martes, 7
19,30 h. Santo Rosario
20,00
h. Santa Misa
-Miércoles, 8
19,30 h. Santo Rosario
20,00
h. Santa Misa: Suf. Alberto Pérez Domingo.
-Jueves, 9
19,30 h. Santo Rosario
20,00
h. Santa Misa y Exposición Santísimo
Suf. Vicente Lozano Sucase y sus padres Vicente
y Anita. Suf. Dolores Crespo y Francisco Añón.
-Viernes, 10:
San Cristóbal –Mártir-
9,00
h. Santa Misa en la Ermita V.D.G. Suf. Leonor
Zurriaga Cibera. En acción de gracias a la Virgen de los Dolores.
-Sábado, 11
18,00 BODA: Arantxa Gil Camañes y José
Contreras Giménez
19, 30 h. Ejercicio vespertino: Sabatina
20,00
h. Santa Misa vespertina: Domingo XV del Tiempo Ordinario
Suf. Emilio Genovés Ruiz. Suf. Baldomero
Algarra, Teresa Marabella y su hija Dolores. Suf. Carmen Collado y Bautista Boluda.
Suf. Por las Amas de Casa Difuntas y por
las intenciones de toda la Asociación de Amas de Casa. En acción de gracias a
Sta. Rita. Suf. José Ibáñez Peydró y difuntos de la familia.
Domingo, 12:
Domingo XV del Tiempo Ordinario
9,00
h. SANTA MISA. Suf. Vicente García Martínez.
12,00
h SANTA MISA - PRO POPULO-
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