Turís
va a ser partícipe el próximo domingo 1 de mayo de la bendición de la Cruz de
la Misericordia erigida por la Real Orden de Caballeros de Santa María del Puig
en una parcela de la localidad vecina de Alborache. Concretamente en la partida
Los Fustales.
El acto será presidido por Monseñor Don Vicente Fontestad, Vicario
General de Valencia, y tendrá lugar a las 11:00h al pie de la misma Cruz, con
asistencia de autoridades religiosas y municipales de ambas poblaciones.
Seguidamente, a las 12:00 horas se celebrará la Eucaristía en la Iglesia de la
Natividad de Nuestra Señora de Turís.
Miguel Jover, Gran Canciller de la Real Orden, explica cómo surgió
la iniciativa: “Uno de nuestros hermanos, propietario de la parcela donde se ha
construido la Cruz, nos comentó en su día que tenía en mente este proyecto. Cuando
nos lo comentó, la orden lo hizo suyo y nos pusimos manos a la obra”.
“La gigantesca mole de hormigón representa una oración de piedra
que se alza en el centro geográfico del Reino de Valencia como testimonio y
afirmación de Nuestro Señor Jesucristo en el Año Jubilar de la Misericordia convocado por el Papa Francisco, que en
Valencia coincide gratamente con el Año Jubilar del Santo Cáliz”, añade el
Canciller de la Orden.
El
monumento está situado a unos doscientos metros de la carretera que une
Alborache y Turís, a medio camino entre ambas poblaciones, en lo alto de una
colina desde la que ambas se divisan junto a
Macastre, Yátova y Buñol. Es una cruz blanca, estilizada (12 metros de
altura, 5 m de envergadura y 0.5 m de sección), de imagen muy espiritual, que
arranca del centro de un altar (2.5 x 1.5 x 1 m) y con ambas caras
foto-luminiscentes.
Pero
más allá de todas estas medidas y de que constituyan una bella y sencilla
manifestación física de la fe cristiana, Miguel Jover destaca que “lo más
importante de esta cruz es su esencia, su significado, y cuanto de
espiritualidad lleva dentro de sí, elevada a Dios con amor y agradecimiento por
su compasión con nosotros”.
“No
se trata de un monumento para ser curioseado, ni visitado, ni hasta tal vez
profanado”, comenta el Gran Canciller de la Real Orden del Puig. “Se trata de
que Él, nuestro capitán y hermano mayor, tenga patente testimonio grupal de
quienes le afirman, y sirva además para que, en lontananza, alguna que otra
persona de buena voluntad recapacite y reconozca que gracias a esa cruz, a
quien murió en ella, todos hemos obtenido su misericordia”.
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