martes, 7 de julio de 2015

Agenda parroquial de la semana



¿Vale esta Misa para el domingo?
A mí esta pregunta me parece algo sospechosa, es como si uno de los hijos a los que el padre en el evangelio envía a la viña a trabajar preguntara el domingo por la tarde, ¿Mañana lunes también trabajamos? Mal empezamos. Aunque puede ser peor, no pregunta y el lunes no aparece.
La Eucaristía es un encuentro más bien festivo al que nos invita Jesús, porque él es el que paga, el que pone la sangre, porque es su evento, es nuestro amigo y quiere estar con nosotros, lo necesita por el amor que nos guarda. Si un día tu amigo, o tu padre… ha organizado una comida de familia, de amigos, uno que está invitado coincide que también almuerza contigo ¿Qué crees: te gustaría que te dijera que ya se queda contigo hasta la comida o que como ha almorzado, pues ya no hace falta ir a la comida? Un amigo está claro lo que hace, le parece corto el tiempo que está con el amigo.
Quizá Jesús no merece que estemos en Misa por obligación, sin embargo estará muy contento de que estemos en Misa sacrificados, quizá sufriendo, dejando otras cosas buenas, sin ánimo, sin ganas, pero por amor. Cómo si yo me encuentro mal pero estoy en la comida de mi amigo, pues pienso que él no se merece mi ausencia, se merece una fiesta en la que no falte ningún amigo.
La Misa del domingo es la de toda la comunidad, es la que celebra la resurrección de Cristo, y es distinta de las demás, distinta de una boda, de no ser que la boda se celebre dentro de la Misa de la comunidad, que me parecería muy bien, pero no se suele hacer aquí.
La Misa del domingo es la misma en todo el mundo, oír unas lecturas, unas oraciones une a todos los cristianos. Además para ella reservamos unos elementos festivos como es el himno del Gloria, la profesión solemne del Credo, la Liturgia de la Palabra es mayor. Es la reunión donde damos los avisos a la comunidad para nuestro funcionamiento, el que no está no se entera de por dónde va esta familia de los cristianos en Turís.
¿No os da ganas de llorar que Cristo nos ame tanto que nos regale una mesa de fiesta para alimentarnos, que pague con su sangre y que no sea respondido, que vayamos a una respuesta mínima? A mí sí. Si nosotros pensamos que por haber comulgado en un entierro, o en una boda el sábado a una hora u otra, o el domingo, ya no estamos obligados a ir a Misa otra vez ¿Qué concepción de obligación tenemos del encuentro con tu Salvador? Cómo ya tengo lo que quería: comulgar, ¿para qué tengo que aguantar al cura otra vez? ¿Cómo vamos a trasmitir el amor de Dios sin vivirlo en nuestro día a día? Si nuestro hijo o nieto nos oye este razonamiento de que no voy a la Misa del Domingo porque ya he ido a otra y me vale, ¿Pensará que es algo importante, interesante la Misa o que más bien es una obligación? Para el que ama a sus hijos no necesita la obligación de cuidarlos, y los cuida sin medida.
Yo os pido perdón por no celebrar mejor la Misa, por no predicar mejor, por no cantar, por todo lo que por mi culpa deja de parecer la Misa lo que de verdad es. Pero a pesar del sacerdote Jesús está ahí, se encuentra contigo, canta contigo, se entrega a ti para tu alegría desde hoy y para siempre, él es quien te convoca y te invita.
Le pido a la Virgen María que interceda para que el Espíritu Santo suscite en nosotros un verdadero amor por Cristo que se manifieste en amor por lo que Él nos ha dejado, haced esto en memoria mía, y para hacerlo como nuestra madre la Iglesia nos pide celebrando el domingo unidos a toda la comunidad para celebrar la Resurrección de Cristo cada domingo y cada día que Cristo nos convoque para una fiesta de guardar, ¡qué bonita palabra guardar!
Arturo Javier García
Vuestro Párroco

 

Homilía del Papa en la solemnidad de san Pare y san Pablo

La lectura tomada de los Hechos de los Apóstoles nos habla de la primera comunidad cristiana acosada por la persecución. Una comunidad duramente perseguida por Herodes que «hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan» y «decidió detener a Pedro... Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel» (12,2-4).
Sin embargo, no quisiera detenerme en las atroces, inhumanas e inexplicables persecuciones, que desgraciadamente perduran todavía hoy en muchas partes del mundo, a menudo bajo la mirada y el silencio de todos. En cambio, hoy quisiera venerar la valentía de los Apóstoles y de la primera comunidad cristiana, la valentía para llevar adelante la obra de la evangelización, sin miedo a la muerte y al martirio, en el contexto social del imperio pagano; venerar su vida cristiana que para nosotros creyentes de hoy constituye una fuerte llamada a la oración, a la fe y al testimonio.
Una llamada a la oración, la comunidad era una Iglesia en oración: «Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él» (Hch 12,5). Y si pensamos en Roma, las catacumbas no eran lugares donde huir de las persecuciones sino, sobre todo, lugares de oración, donde santificar el domingo y elevar, desde el seno de la tierra, una adoración a Dios que no olvida nunca a sus hijos.
La comunidad de Pedro y de Pablo nos enseña que una Iglesia en oración es una iglesia en pie, sólida, en camino. Un cristiano que reza es un cristiano protegido, custodiado y sostenido, pero sobre todo no está solo.
Y sigue la primera lectura: «Estaba Pedro durmiendo... Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocó a Pedro en el hombro... Las cadenas se le cayeron de las manos» (Hch 12,6-7).
¿Pensamos en cuántas veces ha escuchado el Señor nuestra oración enviándonos un Ángel? Ese Ángel que inesperadamente nos sale al encuentro para sacarnos de situaciones complicadas, para arrancarnos del poder de la muerte y del maligno, para indicarnos el camino cuando nos extraviamos, para volver a encender en nosotros la llama de la esperanza, para hacernos una caricia, para consolar nuestro corazón destrozado, para despertarnos del sueño existencial, o simplemente para decirnos: «No estás solo».
¡Cuántos ángeles pone el Señor en nuestro camino! Pero nosotros, por miedo, incredulidad o incluso por euforia, los dejamos fuera, como le sucedió a Pedro cuando llamó a la puerta de una casa y una sirvienta llamada Rosa, al reconocer su voz, se alegró tanto, que no le abrió la puerta.
Ninguna comunidad cristiana puede ir adelante sin el apoyo de la oración perseverante, la oración que es el encuentro con Dios, con Dios que nunca falla, con Dios fiel a su palabra, con Dios que no abandona a sus hijos. Jesús se preguntaba: «Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?» (Lc 18,7). En la oración, el creyente expresa su fe, su confianza, y Dios expresa su cercanía, también mediante el don de los Ángeles, sus mensajeros.
La segunda lectura es una llamada a la fe. San Pablo escribe a Timoteo: «Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje... Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo» (2 Tm 4,17-18). Dios no saca a sus hijos del mundo o del mal, sino que les da fuerza para vencerlos. Solamente quien cree puede decir de verdad: «El Señor es mi pastor, nada me falta» (Sal 23,1).
Cuántas fuerzas, a lo largo de la historia, ha intentado –y siguen intentando– acabar con la Iglesia, desde fuera y desde dentro, pero todas ellas pasan y la Iglesia sigue viva y fecunda, inexplicablemente a salvo para que, como dice san Pablo, pueda aclamar: «A Él la gloria por los siglos de los siglos» (2 Tm 4,18).
Todo pasa, solo Dios permanece. Han pasado reinos, pueblos, culturas, naciones, ideologías, potencias, pero la Iglesia, fundada sobre Cristo, a través de tantas tempestades y a pesar de nuestros muchos pecados, permanece fiel al depósito de la fe en el servicio, porque la Iglesia no es de los Papas, de los obispos, de los sacerdotes y tampoco de los fieles, es única y exclusivamente de Cristo. Solo quien vive en Cristo promueve y defiende a la Iglesia con la santidad de vida, a ejemplo de Pedro y Pablo.
Los creyentes en el nombre de Cristo han resucitado a muertos, han curado enfermos, han amado a sus perseguidores, han demostrado que no existe fuerza capaz de derrotar a quien tiene la fuerza de la fe.
Y finalmente, una llamada al testimonio. Pedro y Pablo, como todos los Apóstoles de Cristo que en su vida terrena han hecho fecunda a la Iglesia con su sangre, han bebido el cáliz del Señor, y se han hecho amigos de Dios.
Pablo, con un tono conmovedor, escribe a Timoteo: «Yo estoy a punto de ser sacrificado, y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su manifestación».
Una Iglesia o un cristiano sin testimonio es estéril, un muerto que cree estar vivo, un árbol seco que no da fruto, un pozo seco que no tiene agua. La Iglesia ha vencido al mal gracias al testimonio valiente, concreto y humilde de sus hijos. Ha vencido al mal gracias a la proclamación convencida de Pedro: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo», y a la promesa eterna de Jesús (cf. Mt 16,13-18).
Queridos Arzobispos, que hoy reciben el palio, éste es un signo que representa la oveja que el pastor lleva sobre sus hombros como Cristo, Buen Pastor, y por tanto es un símbolo de vuestra tarea pastoral, es un «signo litúrgico de la comunión que une a la Sede de Pedro y su Sucesor con los metropolitanos y a través de ellos, con los demás obispos del mundo».
Hoy, junto con el palio, quisiera confiaros esta llamada a la oración, a la fe y al testimonio. La Iglesia os quiere hombres de oración, maestros de oración, que enseñéis al pueblo que os ha sido confiado por el Señor que la liberación de toda cautividad es solamente obra de Dios y fruto de la oración, que Dios, en el momento oportuno, envía a su ángel para salvarnos de las muchas esclavitudes y de las innumerables cadenas mundanas. También vosotros sed ángeles y mensajeros de caridad para los más necesitados.
La Iglesia os quiere hombres de fe, maestros de fe, que enseñéis a los fieles a no tener miedo de los muchos Herodes que los afligen con persecuciones, con cruces de todo tipo. Ningún Herodes es capaz de apagar la luz de la esperanza, de la fe y de la caridad de quien cree en Cristo.
La Iglesia os quiere hombres de testimonio. Decía san Francisco a sus hermanos: Predicad siempre el Evangelio y, si fuera necesario, también con las palabras (cf. Fuentes franciscanas, 43). No hay testimonio sin una vida coherente. Hoy no se necesita tanto maestros, sino testigos valientes, convencidos y convincentes, testigos que no se avergüencen del Nombre de Cristo y de su Cruz ni ante leones rugientes ni ante las potencias de este mundo, a ejemplo de Pedro y Pablo y de tantos otros testigos a lo largo de toda la historia de la Iglesia, testigos que, aun perteneciendo a diversas confesiones cristianas, han contribuido a manifestar y a hacer crecer el único Cuerpo de Cristo. Me complace subrayarlo en la presencia –que siempre acogemos con mucho agrado– de la Delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, enviada por el querido hermano Bartolomé I.
Es muy sencillo: porque el testimonio más eficaz y más auténtico consiste en no contradecir con el comportamiento y con la vida lo que se predica con la palabra y lo que se enseña a los otros. Enseñad a rezar rezando, anunciad la fe creyendo, dad testimonio con la vida.

 AGENDA PARROQUIAL – AVISOS
Liturgia de las Horas
Semana XIV del Tiempo Ordinario - II Semana del Salterio-

Amonestación
José Contreras Giménez, soltero, mayor de edad, natural y vecino de Turís y feligrés de la parroquia Natividad de Nuestra Señora hijo de Pepe y Maruja, desea contraer matrimonio con:
Arantxa Gil Camañes, soltera, mayor de edad, natural y vecina de Torrent Turís y feligrés de la parroquia Natividad de Nuestra Señora, hija de José y Mari Carmen.
Si alguien conoce algún impedimento para que realice este matrimonio, tiene deber moral de comunicarlo.

Colecta Óbolo de san Pedro
En la colecta del domingo, día del Papa, en la colecta para el Óbolo de san Pedro se recogió:
Año
2015
2014
2013
2012
2011
2010
2009
Resultados Óbolo de san Pedro

762 €
601 €
713’20
848 €
687,20
573,70
Gracias por vuestra generosidad, que Dios os lo pague.

Colecta para la Fundación Maides
Recogimos con motivo de la visita de la Virgen de los Desamparados para la fundación de su cofradía a favor de los enfermos mentales 542 euros. Muchas gracias y que Dios os lo pague.

Caritas
Lunes, 6: Ropero, de 17,30 a 18, 30 h.
Martes, 7: Acogida de 16,30 a 17,30 h
Miércoles, 8: Reparto de Alimentos de 18 a 19 h.

Turnos: 2: de limpieza parroquial
Calles: Plaza Canónigo Lores, Subida Doctor Fleming.
Responsables: Lolita Guaita y Lolita Soucase.   

INTENCIONES DE MISA
Del 6 al 12 de Lulio de 2015
-Lunes, 6: Sta. María Goretti –Virgen y Mártir-
19,30 h. Santo Rosario
20,00 h. Santa Misa. Suf. Isabel y Arturo –Padres de Maravillas-
-Martes, 7
19,30 h. Santo Rosario
20,00 h. Santa Misa
-Miércoles, 8
19,30 h. Santo Rosario
20,00 h. Santa Misa: Suf. Alberto Pérez Domingo.
-Jueves, 9
19,30 h. Santo Rosario
20,00 h. Santa Misa y Exposición Santísimo
Suf. Vicente Lozano Sucase y sus padres Vicente y Anita. Suf. Dolores Crespo y Francisco Añón.
-Viernes, 10: San Cristóbal –Mártir-
9,00 h. Santa Misa en la Ermita V.D.G. Suf. Leonor Zurriaga Cibera. En acción de gracias a la Virgen de los Dolores.
-Sábado, 11
18,00 BODA: Arantxa Gil Camañes y José Contreras Giménez
19, 30 h. Ejercicio vespertino: Sabatina
20,00 h. Santa Misa vespertina: Domingo XV del Tiempo Ordinario
Suf. Emilio Genovés Ruiz. Suf. Baldomero Algarra, Teresa Marabella y su hija Dolores. Suf. Carmen Collado y Bautista Boluda. Suf. Por las Amas de Casa Difuntas  y por las intenciones de toda la Asociación de Amas de Casa. En acción de gracias a Sta. Rita. Suf. José Ibáñez Peydró y difuntos de la familia.
Domingo, 12: Domingo XV del Tiempo Ordinario
9,00 h. SANTA  MISA. Suf. Vicente García Martínez.
12,00 h SANTA MISA - PRO POPULO-

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